
Mediante el Coaching, proporcionamos a nuestros clientes las herramientas para sacar lo mejor de cada uno en los diferentes aspectos que afectan a la ruptura.
Rediseñar tu vida
La ruptura se carga nuestra visión de futuro en un aspecto muy importante de nuestra vida, la vida en pareja. El Coaching te ayuda a dejar atrás la percepción de que esto es el fin del mundo, y te ayuda a llenar tu futuro otra vez, con las cosas que a ti te apetezcan, aprovechando los errores cometidos en el pasado.
Mejorar tu vida social
La vida social es otro de los factores que se ven alterados. Antes de la separación eran amigos de los dos, y en el proceso de ruptura, algunos amigos se los queda tu ex pareja, y otros te los quedas tú. Es necesario establecer una adecuada red social, que pueda apoyarte en momentos de crisis, y con la que disfrutes en tu tiempo libre.
Conciliar trabajo y ruptura
El cómo afecta la ruptura al trabajo depende de cada uno de nosotros, y del momento en que nos encontremos. Algunos se vuelcan en el trabajo echando todas las horas posibles para no enfrentarse a la vida de fuera, otros se sientan delante del ordenador y son incapaces de procesar los símbolos de la pantalla, otros intercalan días de uno u otro tipo. Mediante el Coaching estableceremos un justo equilibrio, para poder conciliar el estado de ánimo con la vida laboral según tus propias necesidades.
Llenar los vacíos
Tenías unas costumbres, unos ritos, unos domingos programados, y de repente tu vida se llena de vacíos, donde no sabes qué hacer. En estos momentos hay que echar mano de nuestro interior, y ver cuál es la mejor forma de pasar nuestro tiempo, de forma no dañina, para que tu vida te sepa mejor.
Superar el duelo
Una ruptura es un proceso de duelo, y aunque el factor tiempo es necesario, te ayudo a proveerte de las herramientas necesarias para que “duela” lo menos posible, y para ayudarte a que encuentres tú el sentido a lo que está pasando.
Establecer la mejor relación con la ex pareja
Lo que está claro es que la relación con tu ex pareja se tiene que redefinir, tanto si tenéis hijos como si no. Si tenéis hijos, hay que hacerlo pensando en los hijos, de la forma en que para ellos el proceso sea el menos dañino posible. Si no tenéis hijos, hay que analizar vuestras propias circunstancias, y adaptarlas para que cada uno tenga su propio espacio en esta vida nueva.