Así dice un estribillo de una popular canción de La Cabra Mecánica. Y es que algunos cuando se separan recurren a los bares para sentirse menos solos, y beberse hasta el agua de los floreros.
No soy yo nadie para criticar esa actitud, yo he sido una gran asidua a los bares, pero sé que como todo en este proceso se tiene que hacer sólo si tiene algún sentido positivo.
Si te vas de marcha, para sentirte igual de solo que te sientes en tu casa, además de coger una borrachera tremenda, para después sentirte a un peor cuando te despiertes. Eso sin pararnos a pensar en lo que puedas haber hecho de lo que al día siguiente no te sientas especialmente orgulloso, como llamadas al ex, por ejemplo, dónde creyéndote en un estado máximo de lucidez, has creído que ese era el momento de decir lo que tenías que decir….aunque no se te entienda mucho.
Ese no es el camino. Salir tiene que servir para divertirte, para pasártelo bien, para que al día siguiente te levantes con una sonrisa por lo bien que lo pasaste, o por la gente que conociste, o porque has vuelto a quedar, o porque estás aumentando tu círculo social, o simplemente porque te sentiste bien con quien estuviste.
Lo que quiero decir con esto, es que como en todo, no puedes perder de vista el objetivo. Tu objetivo es sentirte cada vez mejor, superar lo que te está pasando, y de ningún modo empeorar tu situación. Si “salir mal” al final te provoca más problemas de autoestima, más dolor de cabeza, y más malestar, cámbialo por actividades dónde puedas reafirmarte, dónde sientas que avanzas, y que no retrocedes.
No pierdas de vista que tu objetivo es salir a flote, no hundirte más.
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